¡Saludos! amigas y amigos lectores que se toman el tiempo de visitar este blog, muchas gracias por estar aquí. les doy la más cordial bienvenida a esta lectura en la cual no les vengo a compartir nada tecnológico, ni algo que les sea útil a muchas personas, pero que sí podría ayudarles a aquellos lectores que como yo, no sabían a donde acudir o con quién dirigirse cuando comenzaron a padecer esta situación. Los pongo en contexto. Desde el año 2017 comenzaron a notarse en mi, síntomas, sensaciones que yo ya había sentido desde antes, pero que como su frecuencia era muy distante y su intensidad no era tan notable ni afectaba mis actividades diarias, era algo que por muchos años, durante mi niñez y mi adolescencia dejé pasar. Pero en el año antes mencionado y teniendo ya 23 años cumplidos, comenzaron a ocurrirme cosas extrañas, situaciones que me tomaban por sorpresa y que tanto a mí como a los amigos y familiares que me rodeaban les era hasta ese momento desconocida. Pero antes de seguir con la historia voy al grano y les cuento.
Diagnosticado con epilepsia.
Como lo indico, en el 2017 comencé a sentir una serie de cosas que para mí eran totalmente desconocidas, tanto así que como los síntomas consistían en miedos, pánico extremo, pesadillas, terror nocturno, algunas alucinaciones, pérdida del apetito y ánimo, así como algunos movimientos descontrolados de mis brazos y piernas, pero sobre todo el no ser capaz de estar solo por los mismos ataques que posteriormente descubrí eran de ansiedad, me llevaron a pensar que podría estar enfrentando alguna especie de brujería o posesión demoníaca! Sí, ríete, Tenía sueños muy desagradables a raíz del miedo que tenía durante el día, no era capaz de estar solo, tuve problemas en mi trabajo por abandono de puesto pues siempre tenía que quedarme hasta tarde en mi oficina ya que por la universidad mi horario era diferente al de los demás, y por el miedo tan grande que sentía, las sensaciones de peligro y el delirio de persecución me forzaban a tener que salir de ahí y encontrarme en la calle con quien fuera ¿Como fuera! Tuve un año y medio muy complicado desde que los primeros síntomas comenzaron, pues mi negativa a querer ir al médico, cambio de carácter hacia los demás volviéndome más conflictivo, enojón y al mismo tiempo apartado pues estaba triste y deprimido, me llevaron a tener muchos problemas. Por fortuna, y gracias a la insistencia de quien en esos momentos era mi novia, mi jefe del trabajo y la familia, terminé yendo al médico, mismo que me dijo: Ni brujería, ni monstruos de bajo de tu cama, ni nada de eso! Lo que tú tienes después de los estudios pertinentes se llama epilepsia, todo indica que está ahí de nacimiento, y el tipo de epilepsia que tú tienes no se manifiesta sino hasta la adultez; razón que vendría a explicar el porqué antes si que tenía síntomas, pero estos eran muy aislados, una pequeña crisis (ahora ya sabía como se llamaban) Epilépticas cada año y medio o cada 2 años, razón por la cual las ignoraba pues no solo eran aisladas, sino que como dije más arriba, eran de muy baja intensidad y no interrumpían mi día a día, y como eran tan alejadas unas de otras, para cuando volvía a tener una crisis epiléptica, ya me había olvidado de la otra, razón por la cuál jamás les di la importancia ni la atención debida. Pero en el 2019 el neurólogo martín Mireles me aclaró el panorama y me puso los pies sobre la tierra haciéndome saber que lo que padecía era Epilepsia Hipocampal y no brujería, persecución de algún demonio, o incluso posesión demoníaca, cosas que llegué a pensar a raíz de las combulciones fuertes que ya había tenido, mismas que consistían en movimientos espasmódicos e incontrolados del cuerpo durante más de 5 minutos, pérdida del conocimiento, secreción de una especie de espuma por la boca, así como de gruñidos guturales; díganme ustedes que iban a pensar que estaba pasando si eran como yo, unos completos ignorantes en el tema neurológico? A esto sumémosle el hecho de que siempre me he destacado por ser una persona muy negativa y mal pensada, y digamos que cuando algo malo me ocurre, por lo general siempre pienso en las peores opciones, así que si pensamos en todas las señales, movimientos, gruñidos, ataques de pánico, pesadillas, sensación de peligro y delirios de persecución, pues qué iban a pensar en mi lugar? por fortuna (Y por estúpido necio) solo tuve que esperar casi 2 años para ir al médico, teniendo que forzar a mi pareja, a mi familia, pero sobre todo a mí mismo a tener que padecer algo que quizás hubiera podido evitar desde antes.
Situación actual.
Han pasado casi 7 años desde que el proceso se comenzó a manifestar con frecuencia a partir del mes de noviembre del 2017 y poco más de 5 años que comencé a atenderme por un profesional de la neurología y de forma periódica consumiendo los medicamentos recetados por el mismo. Debo decir que gracias a dios, alá, al gran arquitecto del universo o a quienes ustedes gusten he mejorado bastante a partir de que comencé a tomar los fármacos indicados por el especialista; los síntomas han disminuido, la frecuencia ha sido menor, su intensidad también e incluso hace 4 años (Desde el 2021) Que no tengo una gran combulción o gran mal: ahora únicamente tengo pequeñas crisis de ausencia (Así las ha llamado mi médico) Que consisten en pequeños lapsos de tiempo (entre 5 a 10 segundos) En los que siento una especie de desorientación, pierdo el hilo de la conversación o de lo que estoy haciendo, pero ya no tengo ni movimientos espasmódicos, ni gruñidos guturales, ni mucho menos secreción de espuma por la boca, caídas o el soltar algún objeto que tenga en la mano, razón por las cuales mi médico y yo les llamamos únicamente crisis de ausencia pues digamos que me ausento, pierdo la señal, se me congela el software del cerebro ¡Se me hace que nací con Windows en la cabeza! Pero físicamente ya no hay ningún tipo de seña que indique que estoy pasando por este proceso epiléptico para quienes me rodean, situación muy distinta a lo que ocurría en un inicio, ya que antes empalidecía por el pánico que me daba durante las crisis y quienes me rodeaban podían darse cuenta que estaba pasando por una; Como mejora adicional es que estas pequeñas crisis en un 90 % de las ocasiones se presentan minutos antes de haber despertado; si pasan más de 30 minutos desde que me desperté y no tuve ningún tipo de manifestación de la epilepsia, entonces ese día puedo cantar victoria, pues ese día la crisis y sus consecuentes no se van a presentar, muy distinto a lo que me ocurría en un inicio, en el que tenía más de una crisis por día, y estas podían ser a cualquier hora y en cualquier lugar ¡Imagínense eso mientras cruzaba la calle! Lo bueno es que en aquellos tiempos por lo general me acompañaba mi pareja así que ella se encargaba de que siguiera avanzando. Aunado a esto ; lo que sí es que ahora me estoy enfrentando a otro tipo de problema, derivado de lo mismo pues gracias a que por casi 2 años cuando no me quise ir a atender, mas en un par de ocasiones que tuve grandes combulciones y todo este tiempo sumado, he desarrollado una especie de trauma que cuando tengo una crisis, porque sí, ya no son todos los días ni varias veces al día como sí era cuando se comenzaron a manifestar los síntomas, tengo como resultado del trauma psicológico durante todo ese día los temidos ataques de miedo y pánico extremos, pensamientos suicidas y si no los tengo, sí pensamientos de tristeza, desánimo y sin ganas de comer nada. También por culpa de andar leyendo lo que no debía, a este trauma se le suman otros miedos irracionales como el pánico ¡No es mentira esto ue les diré! A ingerir refrescos, café o similares los días que tengo crisis, pues en mi cabeza me aterra el pensar que por culpa de estas malditas substancias tendré más crisis. Esto es ilógico pues mi neurólogo ya me ha comentado que si bien debo de limitarme un poco en el consumo de cafeínas y de azúcares, no están totalmente proividos ni mucho menos tienen que ver en la epilepsia que padezco, por lo que invertir tiempo en preocuparme en tenerle miedo a una botella o baso de cocacola o epssi es solo generar más estrés, lo que a su vez aumenta la actividad cerebral, lo que a su vez aumenta ahora sí por el miedo y el estar en una alerta inesesaria la posibilidad de más de una crisis, pero no por culpa del café o el refresco, sino por culpa mía por tenerles miedo, y estar pensando inconcientemente cada vez que tomo una taza de café o un bazo de refresco, seguro que por haber tomado esto más tarde o mañana me sentiré mal, y ya saben lo que dicen dicen por ahí, la programación y el decretar tienen mucho peso. Pero desafortunadamente como asimilé erróneamente esta información en mis días más malos, así se quedó plasmada en mi mente y ahora me está costando mucho hacerle frente ¿cómo la ven? Lo bueno es que este tipo de miedos se despiertan únicamente los días en los que me siento mal, días en los que como hoy tuve una crisis por la mañana y en el que no quiero consumir ninguna de las bebidas ya dichas por temor a empeorar, situación que dicho sea de paso ya he puesto a prueba cuando tengo el valor y en efecto, no empeoro más, pero que les digo, los bloqueos mentales son muy fuertes. Así que actualmente tengo una o dos crisis epilépticas en el día cada 2 o 3 semanas, pero si bien la crisis solo dura unos segundos y ya no representa ningún tipo de peligro para mí, ahora a lo que le temo, lo que es mi terror en algunas noches que tengo pesadillas, lo que si me hace querer correr al consultorio de mi médico aun que no tenga cita en ese día con él son los ataques de ansiedad, porque sí, toda esa mierda de sensaciones tienen nombre y se llaman ataques de ansiedad; que junto al trauma ahora le añaden al conjunto de bellas y deleitantes emociones (Nótese el sarcasmo) Sensaciones de asco y como ya lo dije líneas más arriba, pensamientos suicidas o ganas de que todo termine de alguna forma, orillándome a tener que pedirle a una persona de mi confianza que tenga mis fármacos bajo su cuidado para que en un momento de desesperación, no ingiera demás, porque sí, debo reconocer que si no he tomado medicamento al grado de quedar inconsciente o morir, sí he excedido en más de una ocasión y sin autorización o supervisión médica las dosis indicadas y todo ello para intentar de alguna forma aun que sea desesperada que pare ya lo que estoy sintiendo. Así que ese es mi estado actual; una epilepsia que se supone en unos años va a desaparecer por completo, pues aun que no tiene cura como tal, su control adecuado con fármacos ayuda a que los síntomas sean cada vez menores, menos frecuentes y que afecten en menor medida al estilo de vida de quienes los padecen, pero mientras esto pasa, hay días en los que literalmente me quiero morir, tengo mucho miedo, me vuelvo fotosensible pues hasta mirar la luz con la poca vista que me queda me dispara el miedo, y el estar solo como pasaba en un inicio es algo que no quiero vivir, pero solo en ese momento, solo el día que tuve la pequeña crisis de ausencia, porque los demás días son el paraíso, me siento genial, me alegro mucho, me envalentono, puedo comer lo que sea (Incluso tomar café o cocacola) duermo bien, no tengo pesadillas, pero eso sí, siempre está ahí en un rincón de mi mente el miedo latente de que una mañana, un día volveré a tener una crisis epiléptica, y aun que ya son pequeñas, ya no duran más de 10 segundos y no me afectan realmente en nada, lo que me aterra, lo que me intimida, lo que me hace llorar es lo que las sigue! Lo que se desencadenará después, Ese ataque fuerte, violento de ansiedad, que me hace fríos y tristes los días, que no me deja comer y solo me genera el querer dormir para no sentir el miedo y la profunda tristeza que siento; esa maldita ansiedad de la cual no puedo escapar, pues sin importar a donde valla o con quien hable, está en mi cabeza, y ese día, se los juro, ese día odio tanto estar vivo. Pero por fortuna sé que llegando la noche me iré a dormir, y a la mañana siguiente como se dice por ahí, será otro día, mucho mejor, sin ningún tipo de crisis, sin si quiera una pizca de miedo; pero son los días malos los que me hacen temblar, los que me han impedido avanzar, los que me han desmotivado a seguir creciendo personal y profesionalmente, pues sé que el día que me sienta mal, ese día no voy a rendir, no daré el ancho, no podré cumplir plenamente con mis compromisos y obligaciones. Mis respetos para quienes como yo estén sorteando estas situaciones, y para quienes ya las hayan logrado superar, por favor que me cuenten como lo hicieron, daría lo que fuera por saberlo.
Medicación y planes a mediano plazo.
¡Atención! antes de continuar me gustaría hacer de su conocimiento que la información que les compartiré a continuación es meramente como referencia, y por ningún concepto debe de servirte como guía para si padeces algo similar atenderte o automedicarte. Recuerda que cada caso es diferente, cada organismo es único, y factores como la estatura, el peso, la edad, otras enfermedades, alergias e incluso tu origen podrían influir en que un fármaco o droga te ayude o te mate. Así que sabiendo esto ni yo Édgar López Rendón ni Google que aloja este blog en Blogger nos hacemos responsables por el mal uso de esta información. Actualmente para mantener a raya la Epilepsia estoy ingiriendo 2 fármacos principales y un complemento que me ha maravillado mucho por sus posibilidades y del cuál ya les hablaré en un momento. En primer lugar Estoy tomando Oxcarbacepina 3 veces al día y 2 tabletitas de fenobarbital. Como ya lo he mencionado en varias ocasiones, parece ser que este tratamiento ha funcionado, pues las crisis pasaron de ser 5 o 6 por día a cualquier hora y con una duración de entre 1.5 a 3 minutos, incluyendo movimientos, tirar objetos o gruñidos guturales, a solo ser una o dos crisis al día, 9 de cada 10 veces me dan poco antes de despertar y ya no son todos los días sino cada dos o tres semanas. Lo malo es que ahora tendremos que enfocarnos en los ataques de ansiedad, que como les dije esos son ahora los que me quitan el sueño pues son los que me matan, me afectan, me bloquean. Ahora hablemos de la seresa del pastel. Hace poco más de dos semanas que compré por primera vez una solución espesa llamada CBD. Para quienes no lo conozcan el CBD es un aceite derivado de la mariguana que aprovecha los efectos calmantes y relajantes que tiene dicha plantita mágica, pero eliminando todo aquello que es tóxico y adictivo, quedándose únicamente con lo bueno ¡Punto para la legalización de la mariguana! De dicha planta y que por si fuera poco, no tiene prácticamente ningún efecto secundario, al ser natural no daña a órganos como el hígado a mediano plazo y en países como México se puede comprar sin receta pues no solo es para los epilépticos como yo, sino para todas aquellas personas que padezcan de mucho estrés, que tengan problemas para dormir o que simplemente necesiten bajarle un poco a las revoluciones de su cerebro pero que no quieran tomar caros y horribles medicamentos con sabor a... Con sabor a ya saben qué. Aun que tengo muy poco tiempo tomando el CBD, puedo decirles que sus efectos son prácticamente inmediatos, pues por si le faltaran más cosas buenas a este ahora ya fármaco en muchos lugares, En la presentación que yo lo conseguí se ingiere de forma sublingual (De bajo de la lengua) Y esto no solo evita que pase por todo el proceso digestivo y que se pierdan parte de sus propiedades, sino que su efecto es más rápido, útil para controlar alguna emergencia; Y si esto no te convence, los laboratorios que lo desarrollan le están poniendo ricos sabores para que su sabor o el cómo tomarlo no sea una escusa. Hoy que estoy redactando esta publicación he tenido justamente dos crisis epilépticas y digamos que todo mi día ha sido gris y feo; de hecho si estoy redactando esto es justamente para mantener mi mente ocupada y para que las ganas de ir a dormir y así perder valioso tiempo durmiendo no me ganen; Así que es demasiado pronto para decir que el CBD es perfecto en mi caso, eso sin tomar en cuenta que aún no tengo la oportunidad de hablar con mi neurólogo y no sé si la dosis que estoy tomando de CBD sea la adecuada, si me falta más o por el contrario estoy ingiriendo más de lo debido, pero todo lo que he leído sobre el aceite de canavis me ha inprecionado y me ha dado nuevas fuerzas para seguir teniendo fé y creyendo que más temprano que tarde terminaré saliendo de este horrible proceso. Por ahora solo queda esperar a llegar a los 10 años de tratamiento estimados por mi neurólogo para que la epilepsia comience a irse por completo, pero según lo que he platicado con otros compañeros que han tenido esta enfermedad y que ya han salido de ella, me indican que por mis síntomas actuales la llevo de gane y que ya estoy del otro lado, que ya crucé la mitad del camino, y que solo falta llegar a los 2 años y medio sin ningún tipo de manifestación de crisis, para como dijo mi médico, comenzar a retirar poco a poco los fármacos, pues hasta entonces se va a considerar que estaré curado. Así que vamos adelante, vamos por esa meta!
Si llegaste hasta el final de esta publicación te doy las gracias. El tiempo que me llevó escribirla me ayudó mucho para dispersar mi mente y mi psíque y estar más tranquilo hoy que no es mi día, y si tú eres una persona que padece también epilepsia o tiene a algún amigo o familiar que se enfrenta a esta enfermedad, invítalo a leer esto, para que sepa que no está sola o solo y que sí, tardado pero se puede mejorar con el tratamiento correspondiente. Espero que esta publicación te haya enseñado algo nuevo, pero sobre todo te inspire para valorar cada día en el que te despiertes y no tengas que preocuparte por ningún tipo de problema de salud, y de esta manera disfrutes cada momento, cada ocasión y cada segundo en el que te puedas despertar o ir a dormir sabiendo que tú tienes la gran fortuna de no enfrentarte a nada de esto. Si te gustó este contenido por favor compártelo, déjame tus comentarios y nos estaremos leyendo pronto en una nueva entrada. Atentamente Édgar López.